Monday, July 31, 2006

20 preguntas sobre el proceder de AMLO



Necesito que alguien me ayude a comprender, me explique o simplemente me saque de mi error (porque reconozco que tengo derecho a equivocarme), pero:

-¿Bloquear el Paseo de la Reforma es un paso positivo hacia la consolidación de la democracia mexicana?

-¿Puede alguien, en su sano juicio, apoyar las acciones que está ordenando Andrés Manuel López Obrador?

-¿No están ya las "pruebas del fraude" en el Tribunal Electoral y sólo él puede determinar si son válidas y quién será Presidente de México?

-¿Por qué presionar al Trife?

-¿Por qué afecta López Obrador la entidad donde obtuvo el mayor margen de votos?

-¿Por qué el DF es tomado como rehén por el perredista?

-¿No fue AMLO quien justamente prohibió el cierre total de las principales arterias de la ciudad en actos de protesta?

-Y como me decían en la primaria: ¿Si AMLO les pide tirarse por la venta, también lo van a hacer? Ojalá sólo fuera por la ventana.

-¿El Gobierno del Distrito Federal no debería poner primero el interés de la mayoría de los habitantes de la ciudad, al de una minoría incorforme?

-¿La democracia no es el gobierno de las mayorías?

-¿Por qué destina el GDF impuestos públicos para apoyar los actos de "resistencia civil pacífica"?

-¿Entiende Alejandro Encinas que ha dejado de ser el último puente de comunicación con el resto de las fuerzas políticas?

-¿Estar en desacuerdo con todas estas acciones de "resistencia civil pacífica" me vuelve "cómplice del fraude", un "cochino burgués", un "delincuente de cuello blanco que no paga impuestos", un traidor a la democracia, un tecnócrata o todas las anteriores?

-¿Soy un traidor al país por haber votado por otro candidato?

-¿Soy un miedoso, como publicara Denisse Dresser -no es específicamente de mí, claro-?

-¿He trabajado casi la mitad de mi vida por este país, pero ahora soy un traidor por no aceptar lo que ordena López Obrador?

-¿No votar por AMLO es ser triador a la patria?

-¿Querer llegar sin problemas a mi trabajo es traicionar a la patria?

-¿Debo ser tolerante con la intolerancia de los demás o de él, en este caso?

-¿Qué piensan de todo esto los que votaron por AMLO el 2 de julio?

*Foto de un servidor caminando por el Paseo de la Reforma a la altura de la Diana.

Reflexiones en Guerrero Negro



¿Quién soy?
¿En quién me estoy transformando?

Bajo mis pies, los perfectos cristales de sal se rompen y el sonido que producen parece un cincel que con profundos golpes abre mi mente y deja libres recuerdos que, creí, había borrado hace tiempo.

El sol me quema la nuca.
La blanca sal apenas me permite abrir los ojos
y el salitre me roba el poco oxígeno que llega a mis pulmones.

Andas caliente... Me dijo el viejo sabio que camina conmigo.
Aquí te espero al terminar el año.
Pescaremos.
Iremos a ver a las ballenas porque sé

que ese ha sido tu sueño de niño no cumplido.

Tuve que poner de nuevo mi copia de Bajo California. Demián me recuerda al pintor Enrique Chagoya. Su idea de ir dejando rastros de arte en la Península enciende algo de mi espíritu que permaneció dormido, sólo Dios sabe desde cuando.

(Soy Jonás tragado por una ballena
y mientras cargo los largos huesos apilados en la arena, me doy cuenta de que ya no lloro más por Ella).

El sol me quema las dudas y la sinrazón.
La blanca sal me obliga a observar por los poros de mi piel
y el salitre encapsula el agua de mi cuerpo y me mantiene vivo
... porque aquí estoy vivo.

El mar te limpia,
el bosque te reintegra,
pero el desierto trasciende la conciencia;
por eso muchos ahí se pierden y al poco tiemo
deciden morir... me dice el médico de la tribu.


Una a una las imágenes se agolpan en mi mente y poco a poco yo les cedo el control.

...Llegar al desierto, atravesar a Mexicali,
cruzar la Laguna Salada, subir por La Rumorosa
y llegar hasta Tijuana.
De ahí bajas por Todos los Santos
atraviesas Ensenada
y todo derecho, algún día,
llegas a Guerrero Negro, donde dejarás
de explicarte las cosas que ves alrededor.

Y sé que el viaje no está completo:

Mis ojos no han visto al gigante marino.
No he visto las paredes pintadas por gigantes de los cuales el tiempo perdió todo rastro.
Tampoco he estado en esa punta desde la cual veo, al mismo tiempo, al Pacífico y el Mar de Cortés.

Nuevamente Damián:

Uno no puede vivir sin saber de dónde es uno.
Saber de dónde es uno es saber dónde están enterrados los abuelos.
El pasado son todos nuestros muertos.
Aquí están nuestros muertos
y uno no se puede ir nada más así como así.

Y la pregunta sigue dando vueltas en mi cabeza:

¿Quién soy?
¿En quién me estoy transformando?


* Foto: en la salina más gran del mundo, propiedad de Exportadora de Sal, en el corazón de Guerrero Negro, Baja California Sur.

Monday, July 17, 2006

Andrés Manuel, Felipe y la elección que yo viví




Todavía tengo fresca en la memoria la jornada del domingo 2 de julio del año 2000. A penas pasadas las 8:00 de la noche, cuando el Instituto Federal Electoral permitió a las casas encuestadoras dar hacer públicos sus conteos rápidos, Joaquín López-Dóriga anunciaba el triunfo de Vicente Fox Quesada.

El silencio más denso que hubiera escuchado se hizo presente en la pequeña redacción de El Economista. Nadie lo podía creer. Tomé entonces las cifras en una libreta y fui a reportarlas a mis superiores. El silencio me siguió con ellos.

Al poco tiempo ya estaba montado en una motocicleta y junto con mi amigo Tomás –un extraordinario ser humano que trabajaba como repartidor del diario- recorría las calles de la entonces nublada Ciudad de México. “¿Nos vamos rápido o en chinga, mi Rulo?”, me dijo. “Pues en putiza cabrón, a la casilla de Labastida”.

Al día siguiente mis datos formaban parte de una extensa nota de color. Francisco Labastida Ochoa, ya ex candidato del PRI, había perdido la elección presidencial. “¡No ganó ni en su casilla, pinche Tomás!”.

De regreso al diario dejé de sentir el viento frío que mecía mis cabellos y casi me congelaba el rostro. El PRI había perdido, por fin el PRI había perdido. Había que recordar perfectamente de dónde veníamos para entender esa alegría. Como un loco alcé los abrazos mientras recorríamos avenida Revolución a más de 100 kilómetros por hora y me puse a gritar como un desquiciado.

En verdad estaba loco de alegría... pero qué distinto era todo seis años después.

Felipe ¿el ganador?

Lo voy a dejar claro de una vez. Yo voté por Felipe Calderón Hinojosa para Presidente de la República, pero no porque lo considere el mejor candidato, el más capaz o simplemente el menos malo. Tampoco porque considere al PAN como la mejor opción de gobierno. No, ninguna de las anteriores.

De hecho su campaña no me ha provocado más que asco. Por ello descalifico de la manera más enérgica y severa la campaña de miedo con la cual fincaron su triunfo sobre Andrés Manuel López Obrador. Ha sido verdaderamente repugnante ver spots advirtiendo a la gente que podrían perder su casa o sus empresas ante un triunfo del candidato perredista.

La campaña de Felipe Calderón ha sido tremendamente irresponsable, baja, ruin, deleznable, indigna. He platicado con cualquier cantidad de personas que en verdad sintieron miedo ante la posibilidad de perder -¡Dios mío!- su patrimonio si el PAN dejaba la cómoda silla presidencial.

Ahora, como candidato vencedor, es muy fácil llamar a la unidad, a la conciliación. Perdón Felipe, pero no tienes un gramo de calidad moral para llamar a la unidad de los mexicanos. Tu repugnante campaña ha asentado las divisiones y los resentimientos que tenemos en una sociedad clasista.

No creo que tengas la capacidad para llevar las riendas de este país. Nunca lo pensé, de hecho. Platicando con tus colaboradores me di cuenta de que no tienes proyecto, no hay sensibilidad hacia los principales problemas del país. Fuiste, literalmente, inflado por Televisa y por el periódico Reforma. Tienes muchos compromisos encima y deberás pagar las facturas en cuanto te pongan la banda presidencial.

Los verdaderos problemas de México están muy por arriba de tu capacidad... y de la capacidad de tus otros competidores juntos. De los tres no se hace uno solo.

Voté por tí porque estoy convencido de que la única forma de abatir la enorme pobreza y la desigualdad es permitiendo la creación de empresas legítimas y legales, con más apertura económica y competencia. Especializando al país en industrias de alto valor agregado. Eso ya estaba en marcha tiempo atrás de que tú te hicieras, si quiera, candidato. No espero nada de tu gobierno.

AMLO... camino a la locura

Y mira que me caíste bien desde un principio, Andrés Manuel, pero no puede ser Presidente de la República alguien que demerita y muestra tan poco respeto por esa institución como tú mismo. Te fuiste por el aplauso fácil y así envalentonado es muy sencillo lanzar un estúpido “cállate, chachalaca” a una masa que no razona tus palabras.

Que quede muy claro: el proyecto de López Obrador no era de izquierda. La verdadera izquierda mexicana murió junto con Heberto Castillo hace varios años, hombre y patriota –el último que ha tenido nuestro país- que fue desplazado por muchos ex priístas como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz-Ledo y el propio AMLO.

En el diccionario de López Obrador no existe la palabra derrota. No existe la idea de que la mayoría pida otra cosa. No eran ciertas las encuestas que te ubicaban diez puntos arriba en la elección y ahora descalificas a todos, incluso a los de tus propios partido, sino ven las cosas desde la óptica que tú mandas.

Descalificas con lujo de ligereza una elección operada por los ciudadanos. Descalificas al árbitro aun cuando el propio PRD tenía las actas de las casillas y, por consiguiente, sabías que no ibas a ganar.

Descalificas a los observadores internacionales que no vieron ninguna de las "graves irregularidades" que sólo tú viste en el proceso.

Descalificas a los representantes de casilla de tu propio partido que reconocen públicamente que no hubo problemas en las urnas que revisaron, como tú quieres probar.

Todo estamos mal entonces, Andrés Manuel. Sólo tú estás bien en este país. Todos estamos mal y tú eres el único que puede ser Presidente de la República.

Cuando perdiste la elección en Tabasco marchaste al Distrito Federal en protesta. Pero, ¡madre mía, ahora ya estás aquí! ¿A dónde vas a marchas en esta ocasión?

¿Sabes hacer otra cosa que no sean marchas y plantones? ¿Sabes reconocer una derrota?

Sólo advierto lo siguiente. En el grupo de López Obrador ya se han hecho a un lado los sindicatos que lo apoyaron en un principio. Además Cuauhtémoc Cárdenas no permitirá ningún tipo de protesta fuerte, ya que está preparando desde ahora la campaña de su hijo Lázaro, actual gobernador de Michoacán, para el 2012.

Ya no hay músculo, Andrés Manuel. La causa está perdida. Acepta tu derrota en las urnas y retírate con el poco capital político que aún te queda, luego de tus reacciones en los últimos días.

Un Ying-Yang

Observe bien, amigo lector, la imagen que acompaña el presente texto. Es el resultado de la elección presidencial, sobra decir el singnificado de los colores.

Tenemos un norte desarrollado, con inversiones, con crecimiento económico y, en algunos casos, con niveles de bienestar y calidad de vida similares al de naciones europeas.

Tenemos al mismo tiempo un sur marginado, sin desarrollo, con nada más que pobreza.

Vea la imagen de nuevo, amigo lector, es un Ying-Yang perfecto: México es los dos, el rico y el pobre. México es los contrastes, los opuestos, los contradictorios al mismo tiempo.

Dentro de lo negro, además, no todo es negro. Vea las manchas que representan los estados de Zacatecas y Nayarit. Dentro de lo blanco tampoco hay uniformidad, como lo muestra Puebla.

Incluso vea el detalle de las puntas: Baja California Sur se une a la región amarilla, mientras que Yucatán se une al norte azul. Eso simboliza movimiento.

Eso somos, pues: una nación hecha de opuestos que no deja de moverse como la vida misma. Un país donde no todo lo negro es negro ni todo lo blanco es puro. Somos los dos y, en la medida que lo entendamos, nos conoceremos a nosotros mismos.