Monday, July 17, 2006

Andrés Manuel, Felipe y la elección que yo viví




Todavía tengo fresca en la memoria la jornada del domingo 2 de julio del año 2000. A penas pasadas las 8:00 de la noche, cuando el Instituto Federal Electoral permitió a las casas encuestadoras dar hacer públicos sus conteos rápidos, Joaquín López-Dóriga anunciaba el triunfo de Vicente Fox Quesada.

El silencio más denso que hubiera escuchado se hizo presente en la pequeña redacción de El Economista. Nadie lo podía creer. Tomé entonces las cifras en una libreta y fui a reportarlas a mis superiores. El silencio me siguió con ellos.

Al poco tiempo ya estaba montado en una motocicleta y junto con mi amigo Tomás –un extraordinario ser humano que trabajaba como repartidor del diario- recorría las calles de la entonces nublada Ciudad de México. “¿Nos vamos rápido o en chinga, mi Rulo?”, me dijo. “Pues en putiza cabrón, a la casilla de Labastida”.

Al día siguiente mis datos formaban parte de una extensa nota de color. Francisco Labastida Ochoa, ya ex candidato del PRI, había perdido la elección presidencial. “¡No ganó ni en su casilla, pinche Tomás!”.

De regreso al diario dejé de sentir el viento frío que mecía mis cabellos y casi me congelaba el rostro. El PRI había perdido, por fin el PRI había perdido. Había que recordar perfectamente de dónde veníamos para entender esa alegría. Como un loco alcé los abrazos mientras recorríamos avenida Revolución a más de 100 kilómetros por hora y me puse a gritar como un desquiciado.

En verdad estaba loco de alegría... pero qué distinto era todo seis años después.

Felipe ¿el ganador?

Lo voy a dejar claro de una vez. Yo voté por Felipe Calderón Hinojosa para Presidente de la República, pero no porque lo considere el mejor candidato, el más capaz o simplemente el menos malo. Tampoco porque considere al PAN como la mejor opción de gobierno. No, ninguna de las anteriores.

De hecho su campaña no me ha provocado más que asco. Por ello descalifico de la manera más enérgica y severa la campaña de miedo con la cual fincaron su triunfo sobre Andrés Manuel López Obrador. Ha sido verdaderamente repugnante ver spots advirtiendo a la gente que podrían perder su casa o sus empresas ante un triunfo del candidato perredista.

La campaña de Felipe Calderón ha sido tremendamente irresponsable, baja, ruin, deleznable, indigna. He platicado con cualquier cantidad de personas que en verdad sintieron miedo ante la posibilidad de perder -¡Dios mío!- su patrimonio si el PAN dejaba la cómoda silla presidencial.

Ahora, como candidato vencedor, es muy fácil llamar a la unidad, a la conciliación. Perdón Felipe, pero no tienes un gramo de calidad moral para llamar a la unidad de los mexicanos. Tu repugnante campaña ha asentado las divisiones y los resentimientos que tenemos en una sociedad clasista.

No creo que tengas la capacidad para llevar las riendas de este país. Nunca lo pensé, de hecho. Platicando con tus colaboradores me di cuenta de que no tienes proyecto, no hay sensibilidad hacia los principales problemas del país. Fuiste, literalmente, inflado por Televisa y por el periódico Reforma. Tienes muchos compromisos encima y deberás pagar las facturas en cuanto te pongan la banda presidencial.

Los verdaderos problemas de México están muy por arriba de tu capacidad... y de la capacidad de tus otros competidores juntos. De los tres no se hace uno solo.

Voté por tí porque estoy convencido de que la única forma de abatir la enorme pobreza y la desigualdad es permitiendo la creación de empresas legítimas y legales, con más apertura económica y competencia. Especializando al país en industrias de alto valor agregado. Eso ya estaba en marcha tiempo atrás de que tú te hicieras, si quiera, candidato. No espero nada de tu gobierno.

AMLO... camino a la locura

Y mira que me caíste bien desde un principio, Andrés Manuel, pero no puede ser Presidente de la República alguien que demerita y muestra tan poco respeto por esa institución como tú mismo. Te fuiste por el aplauso fácil y así envalentonado es muy sencillo lanzar un estúpido “cállate, chachalaca” a una masa que no razona tus palabras.

Que quede muy claro: el proyecto de López Obrador no era de izquierda. La verdadera izquierda mexicana murió junto con Heberto Castillo hace varios años, hombre y patriota –el último que ha tenido nuestro país- que fue desplazado por muchos ex priístas como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz-Ledo y el propio AMLO.

En el diccionario de López Obrador no existe la palabra derrota. No existe la idea de que la mayoría pida otra cosa. No eran ciertas las encuestas que te ubicaban diez puntos arriba en la elección y ahora descalificas a todos, incluso a los de tus propios partido, sino ven las cosas desde la óptica que tú mandas.

Descalificas con lujo de ligereza una elección operada por los ciudadanos. Descalificas al árbitro aun cuando el propio PRD tenía las actas de las casillas y, por consiguiente, sabías que no ibas a ganar.

Descalificas a los observadores internacionales que no vieron ninguna de las "graves irregularidades" que sólo tú viste en el proceso.

Descalificas a los representantes de casilla de tu propio partido que reconocen públicamente que no hubo problemas en las urnas que revisaron, como tú quieres probar.

Todo estamos mal entonces, Andrés Manuel. Sólo tú estás bien en este país. Todos estamos mal y tú eres el único que puede ser Presidente de la República.

Cuando perdiste la elección en Tabasco marchaste al Distrito Federal en protesta. Pero, ¡madre mía, ahora ya estás aquí! ¿A dónde vas a marchas en esta ocasión?

¿Sabes hacer otra cosa que no sean marchas y plantones? ¿Sabes reconocer una derrota?

Sólo advierto lo siguiente. En el grupo de López Obrador ya se han hecho a un lado los sindicatos que lo apoyaron en un principio. Además Cuauhtémoc Cárdenas no permitirá ningún tipo de protesta fuerte, ya que está preparando desde ahora la campaña de su hijo Lázaro, actual gobernador de Michoacán, para el 2012.

Ya no hay músculo, Andrés Manuel. La causa está perdida. Acepta tu derrota en las urnas y retírate con el poco capital político que aún te queda, luego de tus reacciones en los últimos días.

Un Ying-Yang

Observe bien, amigo lector, la imagen que acompaña el presente texto. Es el resultado de la elección presidencial, sobra decir el singnificado de los colores.

Tenemos un norte desarrollado, con inversiones, con crecimiento económico y, en algunos casos, con niveles de bienestar y calidad de vida similares al de naciones europeas.

Tenemos al mismo tiempo un sur marginado, sin desarrollo, con nada más que pobreza.

Vea la imagen de nuevo, amigo lector, es un Ying-Yang perfecto: México es los dos, el rico y el pobre. México es los contrastes, los opuestos, los contradictorios al mismo tiempo.

Dentro de lo negro, además, no todo es negro. Vea las manchas que representan los estados de Zacatecas y Nayarit. Dentro de lo blanco tampoco hay uniformidad, como lo muestra Puebla.

Incluso vea el detalle de las puntas: Baja California Sur se une a la región amarilla, mientras que Yucatán se une al norte azul. Eso simboliza movimiento.

Eso somos, pues: una nación hecha de opuestos que no deja de moverse como la vida misma. Un país donde no todo lo negro es negro ni todo lo blanco es puro. Somos los dos y, en la medida que lo entendamos, nos conoceremos a nosotros mismos.

3 Comments:

At 12:54 AM, Blogger Unknown said...

excelente e implacable!

 
At 4:29 PM, Blogger Ángeles said...

Mi querido Raúl, hay que ser fiel a la ideología, la ideología sí importa, sí importa ser de izquierda o de derecha, hay que tener un modelo de sociedad en la cabeza... No se puede ser de izquierdas y votar por las empresas y las privatizaciones... Lo que este país necesita es apoyo a sus empresas, no más apertura. Que ya lo que falta por robar es la identidad, que es lo último que debe perderse y comienza a difuminarse precisamente en muchas de esas zonas del norte del país de las que tú hablsa... Las reformas que necesita el país no tienen nada que ver con las privatizaciones, ese es un debate maniqueo, que desvía la atención de los problemas reales y del que de partida ya sale perdiendo el país. Lo que este país necesita es un modelo de república y eso implica servicios de estado, el pinche estado de bienestar europeo. Lo que necesita este país es un estado de a de veras, no cada vez menos estado como propone Calderón...

No hay que creer todo lo que dice la televisión, me temo que están reflejando un país muy irreal...

Que yo sepa, el voto por Calderón (con todo y voto fraudulento, de las dos partes, que eso sí que me parece lamentable) no ha llegado a los 20 millones de personas. ¿Eso es la mayoría del país? ¿Dónde quedan los 80 millones de restantes? La gente que no vota también está tomando una postura política, que al sistema, obvio, conviene dejar fuera, pero también te dice mucho sobre la postura política del país, aunque no nos guste...

En fin, mucho que comentar sobre tu post, mucho m ucho, como siempre, una eterna chela pendiente...

 
At 11:05 PM, Blogger juparave said...

Me gustó el análisis. Yo no entiendo por qué precisamente en los lugares más pobres quieren seguir siendo pobres. ¿Será que es más fácil comprarlos? Ojalá que no me mal entienda Ángeles, si creo en un estado que apoye a la producción, al campo con subsidios, al productor con capacitación, al empresario con estabilidad.

Destinar presupuesto para ello no está fuera del plan de gobierno de Calderón, no sé por qué creen eso. ¿Ustedes saben realmente cuanto dinero del presupuesto del país pueden redireccionar los presidentes? poco, muy poco. La mayoría del presupuesto ya está 'amarrado' en programas a largo plazo o para pago de deuda. ¿Entonces de dónde sacaría el Peje dinero? pues de deuda y no es mentira ni engaño, es real. Hagan cuentas.

 

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